THE CAVEMEN: PUNK, SUDOR Y ANARQUÍA
Gran comienzo de temporada en el Planta de la mano de Serpiente Negra, que nunca decepciona con las bandas que nos suele regalar en Granada. Y un regalo para los amantes del garage y del punk más irreverente y salvaje fueron los neozelandeses Cavemen, un cuarteto surgido de las “cavernas” (bueno, más bien de los sótanos mugrientos, cementerios, y aparcamientos de su Auckland natal) para despertarnos a base de suciedad, rebeldía y arrogancia del letargo y la autocomplacencia en los que estaba sumida nuestra ciudad últimamente.
Empapados en sudor y cerveza desde los primeros riffs, Paul (voz principal), Jack (guitarra y coros), Nick (bajo) y Jake (batería) Caveman (el sobrenombre de todos ellos, como si fuera un rito o un tributo a los Ramones) exudaron su rabia y crudeza con una setlist repleta de temas cortos y frenéticos llenos de letras explícitas sobre sexo, drogas y referencias antisociales. Imposible no sentirse nostálgico ante los guiños, más o menos evidentes, a los Stooges, los Cramps, Dead Moon e incluso al mismísimo Lemmy Kilmister (ay, esa voz rugosa de Paul). Exquisito, por cierto, ese tarareo de “I Got a Woman”de Ray Charles entre canción y canción.
Fueron una veintena de puñetazos sonoros de los EP y LP publicados por el sello Slovenly Records, especialmente de “Born to Hate” (2016), “Nuke Earth” (2018) y “Night after Night” (2019), entre los que cabe destacar títulos tan salvajes y descarados como “Euthanise Me”, “Lust for Evil”, “I Hate Art”, “Savage” y “Lowlife”. Desde luego, los Cavemen no dejaron a nadie indiferente. Falta nos hacía una hostia como ésta. Y, encima, ni pidieron perdón. MAITE VERGARA