PAINT FUMES: O A QUÉ HUELE (Y SUENA) EL GARAGE
Y da igual que ese sótano mugriento esté en Charlotte, Carolina del Norte, o sea el escenario subterráneo del Planta Baja en Granada, así debería sonar cualquier banda de punk rock garagero en estas benditas tardes de domingo: a humedad etílica, sudor, moho y guitarras sucias.
La siempre cambiante banda liderada por Elijah von Cramon pasó por nuestra ciudad como parte de la gira europea de presentación de su cuarto y último trabajo, Real Romancer (Bachelor Records, 2023). Una evolución en su estilo hacia ambientes y connotaciones power pop que desgranaron casi en su totalidad sin apenas tregua y en unos intensos 50 minutos. En temas como el single “Book of Love”, “Holding My Heart”, o “Starting Over” no sólo están presentes referencias obvias a The Ramones, sino a sus compañeros de sello The Whiffs, o legendas del género como los 20/20, Shoes y The Nerves.
Pero no nos engañemos: encima del escenario Real Romancer sonó más punk que nunca, fundiéndose con los cortes más contundentes de la banda. Sudamos “Panic Attack” y “Egyptian Rats” de su EP homónimo para Slovenly Recordings (2012), “Weird Walking” y “Die Strasse Disaster” de If It Ain’t Paint Fumes It Ain’t Worth a Huff (Get Hip Recordings, 2016), así como “Dice Eyes” y “Gettin’ Stronger” de su tercer LP, What a World (Get Hip Recordings, 2019). Temas cortos, pegadizos, llenos de influencias de bandas que los Fumes idolatran: Protex, Stiv Bators, Buzzcocks, BBQ Show, o de clásicos como Thin Lizzy and Johnny Thunders, reconocibles en algunos de sus riffs, junto a formaciones más contemporáneas como The King Khan o The Gun Club, a los que versionaron con “Sex Beat”.
Para cerrar, dejaron patente que su viaje hacia otros sonidos no para ahí y se atrevieron con una acelerada versión del “It’s Nothing To Me” de la estrella country-rockabilly de los 50 Sanford Clark. Y como ya tenían al respetable, en especial a varios niños de la primera fila (alabados sean sus progenitores), metidos en el bolsillo, nos regalaron otro tema igualmente de sucio y mugriento que aquel garage de Charlotte que los vio nacer como banda. MAITE VERGARA